CONOCIENDO EL MUNDO ARTÍSTICO DE OLENA BECKETT

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«Esta es la maravillosa capacidad del ser humano: aunque esté en el peor de los días, existe la posibilidad de usar la fuerza y energía del corazón para rememorar momentos de felicidad plena.» Olena Beckett.

¡Buenos días, cuidadores!

Hoy les voy a hablar de una compañera de andanzas blogueras a la cual aprecio mucho y admiro aún más. Y estoy segura que seguirla de cerca les puede ser muy útil a las personas cuidadoras, ya que tiene mucho que enseñarnos e inspirarnos 🙂 .

Como les cuento, una de las personas más maravillosa y admirable que he conocido en los últimos años, gracias precisamente a este blog, es Olena Beckett (precioso heterónimo que esconde a una mujer luminosa llamada Gladys). Ella es la creadora de «ENDOPACÍFICA», un blog personal cuya misión es iluminarnos a todos sobre lo que significa padecer una enfermedad tan silenciada como es la endometriosis.

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Pueden adquirir la obra Diario de una Endo-pacífica aspirante a emprendedora aquí

Pero «Endopacífica» es mucho más que un espacio divulgativo sobre qué significa sufrir esta dolencia; es todo un espacio donde la creatividad, la inteligencia emocional y la superación personal confluyen para entregar un mensaje en primera persona de la importancia de tomar acción a favor del amor propio, y buscar la calma como remedio para traspasar el dolor a través de la explosión y la exploración de esa llama interna que son nuestras pasiones, nuestros talentos y nuestra vocación, e incluso hacer de ellas un medio de subsistencia. Sino visiten esta entrada de «Endopacífica» para averiguar más 😉 .

Considero, además, que como personas cuidadoras que somos, a veces nos viene bien tener la otra perspectiva de nuestra situación, es decir, la de una persona que padece la enfermedad. Porque ello nos enriquece y nos amplía nuestra visión de la realidad que experimentamos cuando convivimos o trabajamos con pacientes. ¡Saber cómo sienten ellos, cómo es su lucha diaria afrontando su dolencia, puede sernos de mucha inspiración y  comprensión!

CONOCIENDO A OLENA BECKETT: DE LA ENFERMEDAD DE ENDOMETRIOSIS A LA CREATIVIDAD SIN LÍMITES

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Conozcan la poesía que alberga Bucólica emocional aquí

Para muchos seguidores de ¡Buenos Días, Alzheimer!, el talento de Olena como escritora es ya conocido, pues nos dedicó a los cuidadores un entrañable cuento de matiz familiar sobre un nieto chiquito que convivía con un abuelo con Alzheimer. Así, a través de un relato ficticio, Olena aportó una impagable lección emocional —cómo naturalizar la problemática doméstica que entraña toda demencia en los seres más jóvenes de la familia—, al tiempo que nos ayudó a visibilizar un poco más la labor de cuidados  que realizamos los familiares de una persona enferma y cuánto impacta, a nivel  emocional, en la convivencia el asumir y presenciar que ese pariente tan cotidiano y amado se va adentrando en el túnel del olvido y la desorientación.  Aquí les comparto el enlace a su cuento para quienes no lo hayan leído.

Pero Olena Beckett es una mujer polifacética: es una artesana de emociones que materializa en sus ilustraciones, sus mandalas y sus textos poéticos y reflexivos. Prueba de ello es su preciosa tienda, pasen por aquí para verla 😉 .

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El Secreto de Aria es un precioso cuento infantil para colorear. Lo consiguen aquí

Por eso quería volver a hablarles de su  trabajo: porque su experiencia nos impulsa a vivir el presente con vitalidad y optimismo, a pesar de los sinsabores y las angustias que pasamos cuando convivimos con una enfermedad —propia o ajena, eso da igual.

Por su fortaleza, su incesante búsqueda de la sanación —si no física, al menos sí emocional—, por medio de actividades creativas y las ganas de luchar por sus propósitos, a pesar de las limitaciones que le tocan vivir en esta vida, Olena Beckett sirven de ejemplo e inspiración para las personas cuidadoras que, antes o después, llegan a experimentar que su vida personal  entra en parálisis porque, piensan,  deben dedicar su tiempo y su energía a contrarrestar los efectos nocivos que las dolencias causan en sus familiares. (En este sentido, les sugiero que lean esta entrada de ella).

LO QUE PODEMOS APRENDER DEL TRABAJO Y EL SERVICIO DE OLENA BECKETT Y ENDOPACÍFICA

Ustedes saben que siempre lo digo, y que lo repito como un loro barranquero: en nuestros peores momentos es cuando podemos demostrar cuán poderosos somos y cuánto tenemos para entregar a los demás. Las crisis pueden tomarse como un bloqueo de nuestros deseos e ilusiones, o como una lanzadera que nos catapulte por fin a ser nuestra mejor versión.

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Este original e intimista libro de poemas ilustrado puedes disfrutarlo aquí

Y esto aplica más que nunca a los cuidadores. Porque sí, amigos, una situación tan crítica como las que sufren los cuidadores debe valernos para entender que la vida es impredecible y hay que disfrutarla lo máximo que podamos a cada momento, y eso sólo se consigue si nos amamos de verdad, si nos damos la oportunidad y el espacio para desarrollarnos como personas individuales, con una sensibilidad única, con nuestro modo de ser —que viene de nuestro modo de sentir y de estar en el mundo— y con finalidad última de compartirnos con los demás. ¡Lean esta entrada maravillosa de «Endopacífica» para convencerse!

Ahora bien,  para poder entregar esa luz que portamos, que viene de la satisfacción de nuestras necesidades personales, tenemos que aceptar cómo son nuestras circunstancias familiares/sociales. Así, en muchos casos, el medio que nos rodea no lo podemos cambiar, pero la actitud que nosotros mantengamos ante dichas situaciones es lo que marca toda la diferencia.

El lema popular de «al mal tiempo, buena cara» resume muy bien la forma en que debemos afrontar todos los avatares en nuestra vida, pero especialmente aquellos que tiene que ver con nuestra condición de cuidadores o enfermos. Debemos aceptar que ya no seremos más las mismas personas que éramos antes de ser cuidadores _o antes de sufrir los estragos de una dolencia_, pero eso también significa un chance inimaginable para reinventarnos y pulirnos.

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Si buscan sanar coloreando mandalas, La magia de lo simple es la mejor recomendación. Disponible aquí

Y para ayudarlos, si hace falta, a que entiendan esta filosofía de vida, les invito a que se adentren en el mundo de «Endopacífica»  que, como su solo nombre evoca, nos inspira a mirar hacia dentro —Endo—porque es allí donde encontraremos nuestra serenidad —-pacífica, la cual, sin duda alguna, puede ser uno de los recursos más valiosos que detentamos como seres humanos y sensibles.

¡¡Así que, a disfrutar de los textos y el arte de Olena Beckett y, de paso, animarnos a trabajar en nuestros talentos y proyectos creativos!!  ¡Les aseguro que esto siempre nos cae fabulosamente bien, amigos! 😉

¡Espero que esta información les sea de gran utilidad y todo un descubrimiento, cuidadores! Gracias por su tiempo y su compañía.

Les mando un abrazo inmenso, cuidadores.

EL PODER DE LAS PALABRAS EN NUESTRA REALIDAD COMO CUIDADORES

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«Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosostros (…)» Juan 1:14)

«Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí un pajarito me contó que estamos hechos de historias». (Eduardo Galeano)

¡¡Buenos días, amigos!!

¡Claro que sí! Yo también acredito que estamos hechos de historias, lo que equivale a decir que estamos hechos de palabras convenientemente entretejidas con las que transmitimos todo nuestro potencial: lo que somos, lo que queremos ser, cómo entendemos la vida y el valor que le damos a todo lo que nos sucede y nos circunda. ¡Y es bueno que compartan todas esas historias que los hacen personas únicas e irrepetibles, para que los demás nos inspiremos o aprendamos de ustedes! 🙂

Y es que es indudable que las palabras encierran una fuerza, un poder connatural e inefable en sí mismas. Por eso, yo creo que uno de los mayores regalos que me han dado, uno de mis bienes más preciados y una de las mayores virtudes que detento es la capacidad de leer y escribir.

Mi aprendizaje de la lectoescritura supuso un salto cualitativo en mi vida, ¡hasta el punto de que no sabría concebirla sin andar por ahí descifrando signos lingüísticos por doquier!

Y desde que soy cuidadora, y dado la restricción que me supone para hacer vida social fuera de casa y poder pasarme horas con mis amigos charlando y charlando, la lectura de libros y páginas digitales ha sido para mí toda una salvación.

Leyendo distraigo mi mente y mis emociones, y mitigo un poquito esa sensación de soledad incómoda que me produce pasar tantas horas metida en casa o permanentemente pendiente de mi familiar enfermo. Es más, de los beneficios que nos regala la lectura a los cuidadores traté en un escrito anterior en este blog

Pero hoy quiero reflexionar con ustedes sobre la importancia de utilizar una vocabulario positivo y compasivo con nosotros mismos y con los demás. Porque las palabras crean historias en nuestra mente, las historias influyen en nuestros pensamientos y los pensamientos marcan el modo en que percibimos la vida.

EL PODER CONSTRUCTOR O DESTRUCTOR DE LAS PALABRAS QUE DECIMOS

Dicho de otro modo, lo que decimos esconde —y refuerza— un patrón de conducta, en cuanto a creencias o filosofías de vida, que nos terminan definiendo.

Precisamente porque las palabras significan tanto, la selección que hagamos de ellas contienen la fuerza de destruirnos o de construirnos; de beneficiarnos o de hundirnos; en definitiva, de perfeccionarnos o de envilecernos.

Y es que cada vez que proferimos un «ojalá…», un «no puedo…», un «no soy capaz…», un «me falta…«, un «esto me supera…» o un «me siento impotente…» nos estamos ahogando en el fango más perjudicial de la pasividad o el espíritu derrotista y lastimero. 

¿¿Y de veras una persona como tú, que posee todo un cúmulo cualidades y capacidades maravillosas, de lo contrario no podrías a cuidar de nadie, se merece ese tipo de palabras?? ¡Nooooo!

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Hablarnos constantemente en negativo, con verbos conjugados en modo subjuntivo e hiriendo nuestras frases con peros innecesarios, solo puede dar como resultado final un inconmensurable sentimiento de frustración e insatisfacción.

Sentimiento que nos impide darnos la oportunidad de intentarlo de veras, de actuar con el corazón; de ensayar posibles soluciones y de adquirir una actitud positiva y de superación personal que nos haga sentir reconciliados con la vida.

APLICANDO LA PROGRAMACIÓN NEUROLINGÜISTICA A NUESTRA VIDA COTIDIANA

En este sentido, la Programación Neurolingüística (PNL) aporta resultados fabulosos en nuestro crecimiento personal al aplicar la técnica mental basada en el estudio de cómo estamos programados para aceptar la vida. Es decir, cómo pensamos, qué influencia tiene todo lo que guardamos en nuestro inconsciente (creencias, fobias, parámetros culturales, sesgos personales,…) y con qué lenguaje operamos para representarnos la realidad según nuestro filtro. Por explicarlo muy brevemente…

Porque, como aseguraba Korzybsky, se trata de analizar cómo captamos en nuestro interior aquello que realmente nos sucede y ser conscientes de que la vida no necesariamente resulta ser como la tomamos («El mapa no es el territorio», ¿les suena esta frase? ; ) ).

Así pues, apostar por el empleo consciente de la PNL en nuestra rutina diaria es uno de las prácticas más recomendables que puedo sugerir a todo el mundo 🙂 . Y es que no se necesita un gran despliegue de medios ni sacrificios de horarios. Sólo tener voluntad de explorar nuestros pensamientos y el vocabulario que usamos para expresarlos, poniendo atención en erradicar toda expresión negativa que nos desmotive o nos victimice.

Reflexionar, por tanto, sobre cómo nos comunicamos con los demás y con uno mismo resulta casi un deber, dado que su influencia atañe a todos los ámbitos de nuestra vida.

Al igual que sucede cuando somos capaces de atender, reconocer y dar valía a nuestros logros y habilidades, y a los logros de los demás (empezando por celebrar las capacidades que aún permanecen intactas en nuestros enfermos de Alzheimer en lugar de lamentar sus déficit); el hábito de la comunicación positiva demuestra una actitud muy saludable ante la vida : ).

¿Y en qué grado nos influye una comunicación basada en un lenguaje en positivo?

Pues, desde un punto de vista de la  intercomunicación con nuestro paciente o familiar, es fundamental trasladarles la sensación de que todo está bajo control; inspirando seguridad y una actitud positiva ante las situaciones tan difíciles y abrumadoras por las que atravesamos en el periplo que supone experimentar una enfermedad.

Así, transmitirle a quien cuidamos la confianza indiscutible de que todo cuanto ocurre entraña su parte positiva; y acompañar dicho mensaje con un lenguaje no verbal (corporal) y paraverbal (tonal) calmado y asertivo, funciona como un bálsamo en la vivencia crítica de la persona dependiente. Quien se sabe vulnerable y, por ello, nos necesita más seguros e incólumes que nunca.

Y, desde una perspectiva personal… ¡¡el hablarnos con buenas palabras es absolutamente imprescindible!! Implica el comienzo y la base del resto de las relaciones. ¿Cómo, sino, vamos a poder transmitir y alcanzar este estado de calma y de esta-todo-bien si previamente no trabajamos la intracomunicación con nosotros mismos?

Siempre, siempre, siempre la comunicación y la relación más relevante y genuina es la que mantenemos con nosotros mismos. A partir de ahí, todas las interacciones que realicemos con los demás serán un mero reflejo de nuestra intracomunicación. Por eso, debemos vigilar muy de cerca nuestras ideas.

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Como suele decirse, si tienes el poder de cambiar tu mentalidad, tienes el poder de cambiar el mundo ^^.  Por eso, amigos cuidadores, aprendan a controlar sus propios pensamientos y conversaciones internas:

—> Quiéranse, mímense, apapáchense —que dirían mis amigos mexicanos 😉 — y dense el chance de poder corregir cualquier error que hayan podido tener.

—> Háblanse con compasión y generosidad.

—> No busquen culpas innecesarias ni se exijan lo que seguramente no exijirían a los demás.

—> Riánse de todo, búsquelen el lado cómico a las cosas que ven, que experimentan,…

—> Y nunca utilicen la enfermedad de un familiar —u otra persona— para ponerse límites, para justificar su propia desgana,… o para sentirse una víctima. Opino que siempre somos el producto de esas decisiones que vamos tomando día a día…

Y SI HABLAMOS DE RESPONSABILIDADES PROPIAS Y LENGUAJE… HABLEMOS DEL HO’OPONOPONO

En este sentido, creo conveniente compartir con ustedes la paz que otorga el ejercicio mental de utilizar la técnica del Ho’oponopono, ¿la conocen? Significa «hacer lo correcto» y se considera una técnica sanadora, que parte de la premisa de que nosotros creamos nuestra propia realidad a través de nuestro modo de pensar. Se trata, pues, de trabajar con la mente espiritual, más que la meramente mental. Aquí les dejo algún vídeo para que aprendan más.

Lo lindo del Ho’oponopono es que nos mueve a poner amor en todo, o comprender todo a través del amor, y no desde los juicios de valor mentales que realizamos constantemente. ¿Por qué traigo a colación esta herramienta espiritual hawaiana? Pues, por el mantra esencial que utiliza para sanar esas situaciones que nos causan malestar: Lo siento; Perdóname; Te Amo; Gracias.

Cuatro palabras que inciden en poner amor y solucionar lo que nos hace sentir mal, asumiendo que hay una parte de nuestra responsabilidad en la manera en que miramos el mundo o consideramos una circunstancia. Se trata de perdonar a los demás, lo que está fuera de nuestro control; además de perdonarnos a nosotros por generar problemas con nuestra visión crítica.

Así, cada vez que uno sienta mucho malhumor, mucho dolor o mucha angustia ante una situación, lo que debe de hacer es detenerse, darse unos minutos de reflexión y asumir que se puede corregir esa situación desde los pensamientos internos.

Es entonces cuando pronunciamos las 4 frases mágicas: LO SIENTO —por el mal que estoy provocando con mi actitud—; PERDÓNAME —asumo la responsabilidad que me toca y quiero hacer lo correcto para subsanar mi error—; TE AMO —me comprometo a poner más amor donde antes no lo llegué a dar en la medida precisa— y GRACIAS —por lo que me ha enseñado esta experiencia.

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Y así las palabras fluyen en nuestra mente y nos van aportando la calma y la confianza que necesitamos en nuestro día para funcionar mejor 🙂 .

Es como la práctica de rezar a Dios, solo que con el Ho’oponopono no esperamos a que alguien interceda a nuestro favor, sino que nosotros nos hacemos partícipes de nuestro propio bienestar —y, por extensión, del de los demás.

En definitiva, amigos, cuando ponemos en funcionamiento una mente proactiva, curiosa y decidida, y la manifestamos a través de palabras que señalan ver el vaso medio lleno; cuando somos conscientes de que, en esas ocasiones en que nos sintamos más vulnerables, con agotamiento y desánimo, es justo cuando más debemos demostrarnos nuestra capacidad de resiliencia, de hacer el esfuerzo extra y dar lo mejor de sí...; entonces, estamos plasmando en el mundo nuestras creencias internas, mediante nuestras expresiones lingüísticas y  nuestros pensamientos.

Habrá a quienes les parezca laborioso el pararse a pensar en estas cosas, y más aun el llevarlo a cabo… Pero lo importante es que entiendan cómo se relaciona el lenguaje que usamos con nuestro estado físico y emocional. Porque cada uno nos llenamos la cabeza con nuestra propias historias y, a fin de cuentas, somos lo que contamos.

Esta es la reflexión que les dejo hoy y espero que los recursos que les menciono sean de su ayuda, esa es mi intención 🙂

¡¡Un abrazo enorme y muchos mimos, amigos!! ¡Cuídenseme mucho, cuidadores!

¡Feliz semana!